A propósito de que hoy, 2 de abril, es Día Mundial de la Concienciación del Autismo, como profesional del área de la salud, psicología, no podía dejar pasar por alto la fecha y decidí escribir sobre el mismo.
Con frecuencia, las personas hablan del autismo como una padecimiento donde hay sufrimiento y dolor o algo así, sin embargo, debemos entender que se trata de una condición de vida y no una enfermedad grave que quien la tiene va a morir.
El autismo, de acuerdo con el DSM-V, es un trastorno del espectro autista, que afecta, principalmente, las relaciones personales y la comunicación. Por lo general, se pueden presentar señales y síntomas antes de los 2 años, y mientras más rápido se hace la detección mejor es para su tratamiento, que busca garantizar su calidad de vida.
A continuación, presento las principales señales de alarma de las personas con autismo:
- No muestran ningún interés por compartir y relacionarse con otros niños.
- Se les dificulta hacer y mantener contacto visual
- Muestran resistencia a los cambios, por lo que es recomendable que estos tengan una rutina y se les informe cuando haya alguna alteración con anticipación.
- Hacen rabietas o pataletas por razones a veces imperceptibles, y que suelen ser difíciles de controlar.
- Tienen juegos repetitivos o conductas estereotipadas.
- No responden a su nombre, por lo que a veces se piensa que son sordos.
- Son hiperactivos o muy pasivos.
- Pueden no tener lenguaje oral, y si lo tienen puede presentar alteraciones.
Sin embargo, esta condición no significa que no formen parte de nuestro mundo, que tienen sentimientos y también tienen derechos. Los niños con autismo son sumamente amorosos, sinceros y transmiten una emoción y una paz indescriptible.
Los exhorto a informarse y tomar conciencia sobre el autismo, no los discriminen ni los hagan menos porque tienen mucho que ofrecernos y bastante amor para dar.
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