Sin duda alguna, el bullying se ha convertido en una problemática social que afecta nuestros niños; cada día son mas los casos de niños, niñas y adolescentes perjudicados con esta practica que llegan a las consultas de psicología.
El bullying hace referencia al acoso y maltrato verbal, físico e incluso psicológico, que ocurre con mucha frecuencia en la escuela entre los compañeros de clase de forma recurrente, el cual provoca un gran desbanlance y desequilibrio en la persona que lo sufre.
Esta practica, generalmente puede incluir: insultos, amenazar con herir o perjudicar a alguien, inventar rumores sobre la persona afectada, gritar o golpear.
Dónde?
El acoso escolar, como también se conoce el bullying, puede ocurrir durante los horarios de clases o después de la escuela. La mayoría de los casos reportados pasan en las horas de recreo y horas libres de los niños, de hecho, también puede ocurrir en autobús escolar. En los últimos años, también se puede agredir o acosar por vía de las redes sociales e internet.
Consecuencias.-
Definitivamente, los niños que son victimas de bullying suelen experimentar sentimientos tales como:
- Tristeza y soledad, que pueden convertirse en una depresión infantil
- Se sienten enfermos o se hacen pasar por enfermos para no asistir a la escuela
- Presentan problemas en la escuela, ya sea en su desempeño académico como a nivel conductual
- No hablan sobre sus cosas o lo que viven durante el horario escolar
- Suelen presentar cambios de humor muy marcados
Asimismo, si no se toman medidas al respecto, estos niños suelen caer en el alcohol o las drogas para tratar de escapar de las humillaciones, abandonan la escuela y hasta llegan a acosar a otros niños, como mecanismo de defensa.
Es bueno tener en cuenta que muchas veces nuestros hijos pueden estar siendo agredidos y no nos damos cuenta, por muchas razones, ya sea porque no quieren crear preocupación o simplemente no tienen la confianza de comunicarlo. Entonces es nuestro deber prestar atención, involucrarnos en la vida de nuestros niños y fomentar una relación de confianza y amor con ellos; de tal forma, que no duden en pedirnos ayuda en caso de necesitarla.
Si bien es cierto que en muchas instituciones se trabaja en la sensibilización de los estudiantes con el objetivo de evitar este tipo de situaciones, también es cierto que aun falta mucho por hacer y que las cifras de niños afectados va en aumento. Hace falta concienciar y formar a los maestros, autoridades escolares y a los padres para diagnosticar a tiempo y tomar medidas al respecto.
Qué hacer?
Ante esta situación, como adultos, lo mejor que podemos hacer es prestar atención al niño afectado, brindarle apoyo, hacerles saber que son importantes para nosotros, buscar ayuda profesional en caso de ser necesario.
En lo que se refiere al niño, debe ignorar y alejarse de la persona que lo agrede, buscar otros amigos, comunicarse con un adulto y, evidentemente, buscar ayuda si se le sale de las manos y pierden el control de la situación.
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