La lectura se basa en la identificación de los símbolos gráficos y de traducirlos en fonemas, en este proceso influye y participa, principalmente, la percepción. La escritura, por su parte, necesita imprimir esos símbolos, relacionar esas figuras con lo oral, y partiendo de esto plasmar imágenes que requieren la ejecución de movimientos específicos para lograr los trazos de los símbolos.
A partir de esto, se dice que el proceso de lecto-escritura consiste en el acoplamiento de la representación esquemática y el conocimiento que tenga el alumno. en todo este proceso actúan factores sociológicos, lingüísticos, neurológicos y psicológicos, por lo que se hace necesario un desarrollo pleno de dichos factores.
Por la estrecha relación que existe entre la lectura y la escritura se trata de que la enseñanza de ambas sea simultánea; no obstante, se presenta mucha dificultad al momento de sincronizarlas. En este sentido, las dificultades de aprendizaje que se presentan en el proceso de lectura-escritura son diferentes, ya que va a depender de las alteraciones que haya en cada una de las partes, es decir, el problema puede deberse a algún fallo en la lectura o en la escritura, lo cual afecta directamente a todo el proceso.
En la lectura pueden presentarse dos tipos de dificultades:
- Dificultades para aprender un texto o dislexia, que son las que se presentan a la hora de aprender a leer.
- Dificultades en la comprensión lectora, que se refiere al proceso de decodificación de las palabras, lo que dificulta la comprensión general de lo que leen.
En la escritura también pueden presentarse dos tipos de dificultades:
- Dificultades para aprender a escribir o disgrafías, que son los niños incapaces de aprender a escribir de forma correcta.
- Dificultades en la composición escrita, estos alumnos no ponen en funcionamiento procesos psicológicos de tipo cognitivo ni utilizan tácticas adecuadas para dar solución a las demandas que trae consigo la escritura.
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