El término de Necesidades Educativas Especiales (NEE) se utilizó por primera vez en 1978 en el Informe de Mary Warnock, el cual hacia alusión a diversas propuestas en busca de la inclusión tanto a nivel educativo como a nivel social de personas discapacitadas, y que inspiró la Ley de Educación de Gran Bretaña de 1981. En España, no fue hasta que la LOGSE de 1990 que se hizo posible la utilización del término de Necesidades Educativas Especiales, sustituyendo el de Educación Especial.
El concepto se usa para referirse a los alumnos que presentan deficiencias en su proceso de aprendizaje mayores que sus compañeros de clase, es decir, son alumnos a los que se les hace mas difícil asimilar los conocimientos que están especificados en el curriculum educativo correspondiente a su edad.
El alumno con NEE necesita un apoyo académico diferente al resto de los niños de la clase Dependiendo de la condición de alumno, estos apoyos pueden ser de distintos tipos, como son las adaptaciones curriculares y los reforzamientos. Asimismo, estas necesidades pueden ser permanentes o transitorias, dependiendo de cual sea la causa la dificultad en el aprendizaje. En muchas ocasiones, dichas causas o razones son ajenas al ámbito escolar, es decir, pueden ser ocasionadas por una enfermedad medica, un trastorno psicológico, problemas socioculturales, entre otros.
En la actualidad, la labor educativa se ve en la necesidad de plantearse retos que no pueden evitarse. Uno de los principales retos que ha supuesto la diversidad en el alumnado es, precisamente, ofrecer una educación inclusiva en los centros educativos. Y es por esto que, es fundamental el trabajo colaborativo entre los educadores, la familia y la sociedad.
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